miércoles, 13 de agosto de 2008

El Naturalismo en España

Es la derivación del Realismo, aparece en España hacia 1880 con la publicación de La desheredada, de Galdós. Los principales autores que recibieron esta influencia fueron Leopoldo Alas «Clarín», Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez.







*Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue la principal defensora en España del Naturalismo. En el caso de esta autora, este movimiento se encuentra enmarcado en el catolicismo. Así, el determinismo naturalista de Zola es solo aparente y está subordinado a la capacidad del hombre para sobreponerse a él por medio de la fe, que lo eleva sobre el resto de las criaturas. Entre sus novelas destacan Los pazos de Ulloa (1886) y La madre Naturaleza (1887), desarrolladas en ambientes rurales de Galicia que conforman mundos cerrados y dominados por las pasiones.


*Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) es el último representante del Naturalismo en España. Publicó novelas ambientadas en tierras valencianas, como La barraca (1898), Entre naranjos (1900) o Cañas y barro (1902), en las que los personajes luchan por su existencia, sumidos en la miseria, el odio, la venganza y la fatalidad.


En los años 90 se percibe un cierto cambio en la concepción de la novela: se acentúa el interés por la psicología de los personajes y se atiende también a nuevos aspectos como la imaginación, los sentimientos o la espiritualidad. Nace así lo que se conoce como novela espiritualista, representada por Misericordia (1897) de Galdós o Su único hijo (1892) de Clarín y que algunos consideran como una nueva etapa novelística.

Representantes del Naturalismo en Europa

Stendhal

Henry Beyle que adoptó el pseudómino de Stendhal se aparta de los arrebatos del Romanticismo creando una obra fría y cerebral, basada en el análisis y la observación. Su capacidad para escudriñar el alma humana y su estilo claro y preciso, que él afirma haber aprendido en los códigos de leyes, lo convierten en el iniciador del movimiento realista y en un maestro de la novela psicológica. Con todo, sus héroes aún conservan el idealismo, la audacia y el individualismo de la época anterior.
En Rojo y negro relata las inútiles tentativas del hijo de un aldeano, cínico y ambicioso, por introducirse en la alta sociedad. Y en La cartuja de Parma presenta a otro aventurero, éste de familia aristocrática, quien, tras una serie de peripecias militares, políticas y amorosas, termina recluido en un monasterio.


Honoré Balzac


Honoré amaba, por encima de sus posibilidades, la riqueza, el lujo y los placeres, lo que le obligó a escribir constantemente para saldar sus deudas. Militó en los sectores políticos más reaccionarios, pero en su obra unas veces defiende el trono y el altar como los pilares básicos de la sociedad, y otras se identifica con el pueblo y critica a la burguesía y a la aristocracia.
Pensaba que el literato está obligado a ofrecer al lector un panorama completo de la sociedad ("Quiero explicar mi siglo" como diría el autor) por lo que proyectó una obra de enormes dimensiones, La Comedia Humana, que contendría "todos los tipos y todas las posiciones sociales, sin que una sola situación en la vida, una fisonomía, un carácter de hombre o mujer, una manera de vivir, una profesión, un aspecto social, ni cualquier otra cosa referente a la infancia, a la vejez, a la edad madura, o a la política, a la justicia y a la guerra haya sido olvidada". De las cien novelas que debía comprender en La Comedia Humana, Balzac sólo logró terminar veinticuatro y varias series de narraciones breves: Escenas de la vida privada, Escenas de la vida parisiense, Escena de la vida política... Entre las novelas larga destacamos Eugenia Grandet, su obra maestra, y Papá Goriot, la historia de un anciano que ama intensamente a sus hijas, quienes le corresponden dejándolo morir abandonado.

El Naturalismo en Europa


Durante el último tercio del siglo, algunos escritores, influenciados por las corrientes filosóficas y científicas en boga, evolucionan hacia posturas más radicales. No se conforman con describir el comportamiento de sus personajes, sino que intentan demostrar que su carácter y su conducta están sujetos a leyes similares a las que rigen los fenómenos físicos. Este movimiento recibe el nombre de Naturalismo.
Entre los autores más destacados encontramos a Stendhal y a Balzac entre otros. Encontramos a Flaubert pero de él pero se hablará en otro apartado.


Fases de la narrativa realista en España



En la evolución del Realismo español se suelen diferenciar tres fases: Prerrealismo, Realismo y Naturalismo.

El Prerrealismo se inicia con la publicación en 1849 de La Gaviota, de Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877). Durante esta fase se escribe una novela idealizadora de tintes costumbristas y las obras tienen, con frecuencia, una intención moralizante. Esta valoración de lo narrado hace que no se pueda hablar propiamente de Realismo. El principal representante de esta corriente es Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891), autor de El sombrero de tres picos, una de las mejores novelas cortas del XIX.

Suele decirse que el Realismo se inicia con la publicación en 1870 de La Fontana de Oro, de Benito Pérez Galdós (1843-1920). En esta etapa, el narrador adopta una actitud más objetiva hacia sus personajes y el retrato psicológico se convierte en motivo central. Junto a Galdós y a Clarín (1852-1901), los autores más destacados del Realismo son José María de Pereda y Valera.
José María de Pereda (1833-1906) inicia su obra en el Prerrealismo, pero posteriormente evoluciona hacia una mayor objetividad. La mayoría de sus novelas se sitúan en su Cantabria natal; entre ellas destacan Sotileza (1885) y Peñas arriba (1893).
Juan Valera (1824-1905), aristócrata, diplomático y hombre de amplia cultura, dedicó gran parte de sus esfuerzos a la crítica literaria, labor en la que gozó de notable prestigio. Su principal obra es Pepita Jiménez (1874), novela en la que se narra la historia de amor de un seminarista, Luis de Vargas, y una joven viuda, Pepita Jiménez, con la que el padre de Luis pretende casarse.

Novela Realista

El desarrollo del Realismo supuso el triunfo de la novela, género que permitía retratar la realidad de forma fidedigna. Los novelistas más representativos de esta época fueron Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas «Clarín».



Características de la novela realista

En la novela realista todos los elementos narrativos componen un mundo verosímil. Algunas de sus características esenciales ya se han tratado anteriormente; no obstante, se debe precisar lo siguiente:

*Los temas reproducen los conflictos de la sociedad de la época: las tensiones políticas y religiosas, la hipocresía social, las relaciones humanas, el mundo del trabajo o la importancia del dinero.

*Los personajes ya no son héroes, sino individuos extraídos de la realidad cotidiana, que se eligen para ser observados. A medida que avanza el Realismo, los personajes ganan en profundidad y se percibe un mayor interés en el análisis y explicación de sus comportamientos. La novela realista otorga importancia a la figura femenina y a lo colectivo: el ambiente puede adquirir en ocasiones la dimensión de un personaje.

*El narrador suele ser omnisciente y, debido a la importancia que tiene en el Realismo transmitir objetividad, cobra importancia el estilo indirecto libre y el diálogo, que permite a los personajes presentarse a sí mismos, sin intermediarios.

*El argumento presenta, en general, sucesos que se conciben como un fragmento de una realidad más amplia. Por eso, es frecuente el comienzo in medias res (el relato se inicia cuando la historia ya ha empezado).

*El espacio se corresponde a menudo con lugares verdaderos y concretos y el tratamiento del tiempo suele ser lineal, a semejanza del tiempo de la realidad. Sin embargo, se recurre a veces a la analepsis o retroceso para explicar el presente en el que se sitúa la novela.
El estilo se caracteriza por la precisión de las descripciones y la agilidad de los diálogos. El lenguaje tiende a la sencillez y, para dar verosimilitud a los personajes, se introducen a menudo regionalismos o coloquialismos.

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A mediados del siglo XIX, el Romanticismo deja paso a un nuevo movimiento filosófico, cultural y artístico que ocupará lo que queda de siglo: el Realismo. Europa atraviesa una época caracterizada por los adelantos científicos y por los cambios y conflictos que algunos de ellos generan en los individuos y la sociedad. Los escritores intentarán describir esa realidad; de ahí el nombre que recibe esta corriente literaria.